JESUS QUE TE MIRE MUCHAS VECES PARA DARME CUENTA DE LO QUE ME AMAS

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PULSAR Y RECITAR LAS ORACIONES Y LAS PROMESAS DE JESÚS

lunes, 22 de enero de 2007

¿Y LAS INDULGENCIAS?

Si las indulgencias están unidas en la historia de manera particular a los años jubilares, no les están reservadas. La indulgencia procede del amor de Dios que ama a los hombres y que quiere que todos los hombres tengan acceso a la felicidad eterna. Allí donde el pecado (la falta de amor) abunda, la misericordia de Dios, es decir, su amor y su perdón, sobreabunda. Pero, ¿qué son las indulgencias?

La indulgencia es la remisión delante de Dios, dice el Catecismo de la Iglesia católica, de la pena temporal (las deudas de las que tenemos que librarnos) debida a los pecados de los cuales la falta ya está borrada, es decir, perdonada. Si yo robo a un comerciante, y él me perdona, la falta está borrada. Pero tengo una deuda con él: tengo que devolverle, en un espíritu de justicia y de amor, el objeto robado, y si es posible reparar las consecuencias negativas de mis actos (los cristales rotos, por ejemplo) para ser liberado. Es similar con las indulgencias, con la diferencia de que Cristo, por el don de su vida sobre la cruz y su resurreción, lo ha hecho ya por nosotros con todos los santos que, por amor, se han asociado a El.

"A los que se les perdona poco muestran poco amor, a los que se les perdona mucho, muestran mucho amor", dice Jesús a uno de sus amigos. Para hacernos crecer en el amor, la Iglesia, fundada por Cristo para continuar su misión, indica las condiciones particulares y determinadas para obtener esta indulgencia de Dios. Por la indulgencias, sigue el Catecismo de la Iglesia católica, "los fieles pueden obtener para ellos mismos, pero también para las almas del purgatorio, la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados." El amor de Dios no tiene límite...

¿Cómo obtener las indulgencias?

Siempre necesitamos la ayuda del Salvador y de su Iglesia, nuestra familia espiritual para liberarnos de las secuelas, de las huellas, de las cicatrices del mal que hemos cometido. Además de las condiciones habituales, es decir, recibir el sacramento de la reconciliación, participar en la Eucaristía, etc., (las mismas que durante el año jubilar), es necesario hacer un acto concreto. Damos aquí unos cuantos, sacados del Manual de indulgencias, promulgado por Pablo VI (reeditado con algunas adaptaciones el 17 de diciembre de 1999):

Requisitos para ganar indulgencias plenarias


Excluir todo afecto al pecado, incluso venial. No basta el estado de gracia y tener el corazón contrito. Se requiere también la detestación interior de todo pecado y el firme propósito de esforzarse por no cometerlos de nuevo.

Cumplir las tres condiciones: Confesión, Comunión y Oración por las Intenciones del Papa.

La Confesión ha de ser Sacramental y personal. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en días sucesivos; la confesión puede hacerse unos días antes o después de realizar la obra prescrita.

La Comunión ha de ser también Sacramental. Con cada Comunión Eucarística se puede ganar únicamente una indulgencia plenaria.

La oración por las intenciones del Papa ha de hacerse por cada indulgencia que se pretenda recibir; este requisito se cumple plenamente recitando un Padrenuestro y una Avemaría, o cualquier otra oración, ofrecidos por las intenciones del Papa.

La indulgencia plenaria se puede ganar todos los días, pero solamente una vez al día, con excepción del caso "in articulo mortis", es decir cuando un fiel está en peligro de muerte, aunque ese día haya ganado ya otra.

Todos los fieles que estén en peligro de muerte podrán ganar indulgencia plenaria si cumplen con los siguientes requisitos:



Tener intención de ganar la indulgencia.

Excluir todo afecto al pecado, incluso venial.

Que durante su vida hayan rezado habitualmente alguna oración.




Una lectura de la Santa Escritura de al menos media hora.


Un tiempo de adoración del Santísimo de la misma duración.


La renovación de las promesas del bautismo durante la Vigilia Pascual.


La veneración de la Cruz a lo largo de la liturgia del Viernes Santo.


Un retiro de tres días.


La bendición solemne del Papa, incluso radiotelevisado (en Navidad, por ejemplo).


La recitación comunitaria del rosario.


La oración en una Basílica, el día de la fiesta propia.


Cuando se realiza una peregrinación en grupo hacia un santuario.


Haciendo, una vez al año, una pergrinación individual a un santuario.

El tesoro de las indulgencias queda abierto de un modo muy amplio. Recordemos la llamada de atención de Juan Pablo II: "Los que piensen poder recibir este don por el simple cumplimiento de actitudes exteriores se equivocan. Por el contrario, éstas se piden como expresión y apoyo del camino de conversión. Manifiestan en particular la fe en la abundancia de la misericordia de Dios y en la maravillosa realidad de la comunión que Cristo ha realizado, uniéndo de manera indisoluble la Iglesia a sí mismo, como su Cuerpo y su Esposa." (Audiencia del miércoles 29 de sepriembre de 1999)

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