JESUS QUE TE MIRE MUCHAS VECES PARA DARME CUENTA DE LO QUE ME AMAS

JESUS QUE TE MIRE MUCHAS VECES PARA DARME CUENTA DE LO QUE ME AMAS
PULSAR Y RECITAR LAS ORACIONES Y LAS PROMESAS DE JESÚS

jueves, 10 de diciembre de 2015

JESÚS AMADO


JESÚS AMADO

¡Jesús Amado! Qué conoces cada recoveco de mi corazón, Y su latido, y su quejido, Su añoranza del tiempo perdido.
Quiero llamar Tu atención si es posible, Para que mi pobre lamento sea oído, Y enderezcas lo torcido.
Hagas brillar lo entumecido, Y aparezcas, si estás escondido. Devuélveme la inocencia perdida, quiero restaurarme, por tantas ofensas.
Quiero pagar mis deudas, cometidas Por tantos apegos desordenados, quiero, que no me sueltes de Tu Mano, Y en Tu Presencia Te lo Pido, lo más cerca posible. Yo sé que me estás mirando… Y siento, cuanto he abusado de Tu Clemencia, Cuanto he pecado, y he faltado a Tu Amor; a ese Amor, incondicional que me has dado, Y he faltado a mis Hermanos. Te pido sinceramente perdón, perdón… ¡Perdóname! Devuélveme la inocencia perdida, auméntame la fe, acógeme en Tu Regazo, Y mi amor, será trasformado; mi corazón, se hará más grande, Para amarte en mis hermanos. Para amarte en el Corazón de tu Madre, haz que me guíe, y me limpie con su Manto, Y me Abra sus Brazos, para Seguir Amándote.


Por Mercedes Ramos

lunes, 7 de diciembre de 2015

CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN INMACULADA CONCEPCIÓN


Oh Madre Reina de nuestros corazones. ¡Virgen Inmaculada Concepción! Yo me consagro a ti en este día prometo ser instrumento de definición del camino a tu amadísimo hijo, y pongo a tu servicio todo mi cuerpo, mi energía, mi alma y en fin, todo cuanto poseo para peregrinar hacia la plenitud viviendo en tus virtudes, promulgando tu nombre como Madre del verdadero camino hacia el Padre. Amén.
PALABRAS A LA
VIRGEN MARÍA

Que bonito sería
si nadie te rechazara,
si todo el mundo te amara,
a ti Virgen María;
y en cada amanecer todos
te saludaran con el Ave María.
¡Qué bonito sería!
Y al anochecer
en todos los hogares,
rezando el rosario,
juntos en familia...
¡Qué bonito.
qué bonito sería!
Pero por desgracia,
tantos te rechazan
y hasta te calumnian
y creen que con eso
dan honor a Dios,
y van por el mundo
con la frente en alto,
repitiendo a voces...
¡Señor, Señor...
contigo todo,
pero con tu madre NO!
Si pudieran contemplar
cara a cara al Señor,
en ella encontrarían
una queja de dolor
y llegaría a sus oídos
el eco triste de su voz...
¿Por qué se empeñan
en separarnos a los dos,
si donde se encuentra ella,
allí me encontraré YO?...
¿Por qué me la hieren tanto,
no comprenden mi dolor...
si ella me llevó en su vientre;
con su sangre me alimentó?
Su corazón y el mío
son un mismo corazón...
si la desprecian a Ella,
el despreciado soy Yo.

martes, 1 de diciembre de 2015

Cuatro cosas que producen una profunda Paz



CRISTO: Hijo, voy ahora a enseñarte el camino de la paz y de la libertad verdadera.

El DISCÍPULO: Haz lo que dices, Señor, con gusto te escucho.

CRISTO: Procura, hijo mío hacer la voluntad ajena más bien que la propia.

Elige siempre tener menos, más bien que más.
Busca siempre el lugar más bajo y estar debajo de todos.
Desea siempre y pide siempre que la voluntad de Dios se cumpla en ti perfectamente.
Mira, un hombre así entró ya en el reino de la paz y del reposo.
EL DISCÍPULO: Pocas palabras, Señor; pero ¡Cuánta perfección contienen! frases  cortas, pero de sentido profundo y abundante fruto.
Si fielmente las guardara, no me turbaría tan fácilmente.
Porque siempre que estoy turbado y triste, hallo no haber seguido esas máximas. Pero tú, que todo lo puedes, y quieres siempre mi progreso espiritual, dame más copiosa gracia para seguir tus consejos y alcanzar mi salvación.
“Señor y Dios mío, no te alejes de mí; ven a ayudarme, Dios mío” (Sal 70. 12), porque me han asaltado pensamientos diversos y grandes temores que angustian mi alma.
¿Cómo saldré sin heridas de este combate? ¿Cómo los venceré?
Y tú me respondes: “Yo marcharé delante de ti y a los arrogantes de la tierra humillaré (Is 45,2). Abriré las puertas de esa cárcel, y secretos misteriosos te revelaré”
Señor, haz lo que me dices, y que todos los malos pensamientos huyan ante ti.
Ésta es mi esperanza y único consuelo: en toda tribulación refugiarme en ti; en ti poner toda mi confianza, invocarte desde el fondo de mi corazón, esperando con paciencia hasta que me consueles.
¡Oh, amable Jesús! Alúmbrame con los rayos de la luz espiritual, y arroja de la morada de mi corazón todas sus tinieblas.
Reprime mis muchas distracciones; quebranta la furia de mis violentas tentaciones.
Señor, defiéndeme con la fuerza de tu brazo, doma estas bestias feroces, mis pasiones que a placeres falaces me arrastran; para que viva en paz bajo tu protección, y el santuario de mi alma, la conciencia pura, resuene con himnos de gloria.
Manda a las tempestades y a los vientos. Dile al mar: “Cálmate”, y al aquilón:“No soples más”, y habrá luego gran serenidad.
“Derrama tu luz y tu verdad” (Sal 43, 3) sobre la tierra para que la alumbren, porque soy tierra estéril y obscura cuando tú no me iluminas.
De lo alto derrama sobre mí tu gracia. Baña de celestial rocío mi corazón. Riega con el agua del fervor la tierra de mi espíritu para que rinda buenos y excelentes frutos.
Eleva mi alma oprimida por el peso terrible de mis pecados. Dirige al cielo todos mis suspiros, para que  probada la dulzura celestial, me den náuseas los pensamientos terrenales.
Arrebátame, arráncame de todos los fugaces consuelos de las criaturas, porque ninguna cosa creada puede llenar plenamente mis deseos, ni consolarme.
Úneme a ti con el lazo irrompible del amor, porque a quien te ama le bastas tú sólo, y sin ti, todas las cosas son vacías.
Tomás de Kempis



domingo, 1 de noviembre de 2015

NUESTROS DIFUNTOS
























 La Virgen de los Dolores, nos acompaña en este trance, pues Ella pasó por el viendo a su Hijo morir. Le pidamos  ayuda y nos acompañará dándonos conformidad en la voluntad de Dios.

"Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios", decía San Agustín. Cada 2 de noviembre la Iglesia recuerda con mucho cariño a los fieles difuntos y por ello te recomendamos estas oraciones por las almas de tus familiares que ya partieron a la Casa del Padre.
Por un niño
Señor, tú que conoces nuestra profunda tristeza por la muerte del (de la) niño(a) N., concede a quienes acatamos con dolor tu voluntad de llevártelo(a), el consuelo de creer que vive eternamente contigo en la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por un joven
Concede, Señor, la felicidad de la gloria eterna a tu siervo(a) N. a quien has llamado de este mundo cuando el vigor de la juventud embellecía su vida corporal; muestra para con él (ella) tu misericordia y acógelo(a) entre tus santos en el canto eterno de tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Por los padres y abuelos
¡Oh Dios! Nos mandaste honrar padre y madre. Por tu misericordia, ten piedad de mi padre (madre) y no recuerdes sus pecados. Que yo pueda verlo (la) de nuevo en el gozo de eterno fulgor. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.

En caso de accidente o suicidio
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo unidas a las lágrimas de dolor que sentimos por la muerte inesperada de nuestro(a) hermano(a) N., y haz que alcance tu misericordia y goce para siempre de la luz de aquella patria en que no hay más sufrimiento ni muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración en el cementerio el día de los fieles difuntos
La costumbre de visitar los cementerios el día de difuntos es una buena oportunidad para orar por ellos y afirmar nuestra fe en la resurrección. Proponemos para esta ocasión la siguiente celebración.

A/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. T/. Amén.
A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva. T/. Bendito seas por siempre, Señor.

A/. Hermanos: Todos tenemos familiares y amigos que han muerto. Hoy los recordamos a ellos y a todos los que han fallecido y los encomendamos a la misericordia de Dios. En este cementerio nos unimos para afirmar nuestra fe en Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que él vencerá también nuestra muerte y nos reunirá con nuestros seres queridos en su reino de gloria. Que esta celebración nos anime a ser fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida. Comencemos reconociendo nuestros pecados ante el Señor (momentos de silencio).

Tú que resucitaste a Lázaro del sepulcro, SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú que has vencido la muerte y has resucitado, CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú que nos has prometido una vida eterna contigo, SEÑOR, TEN PIEDAD.

A/. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. T/: Amén.

L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6, 3-4. 8-9).
“Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva... Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él”. Palabra de Dios. T/. Te alabamos, Señor.

A/. Hermanos: Invoquemos con fe a Dios Padre todopoderoso que resucitó de entre los muertos a su Hijo Jesucristo para la salvación de todos.

Para que afiance al pueblo cristiano en la fe, la 28 esperanza y el amor, roguemos al Señor. Todos: TE LO PEDIMOS, SEÑOR.

Para que libere al mundo entero de todas sus injusticias, violencias y signos de muerte, roguemos al Señor.

Para que acoja e ilumine con la claridad de su rostro a todos los que han muerto en la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor.

Para que reciba en su reino a N. y N. (se pueden decir nombres) y a todos los difuntos de nuestras familias, roguemos al Señor.

Para que nuestra visita y nuestras ofrendas de flores, velas y comida sean signos de nuestra fe en la vida más allá de la muerte, roguemos al Señor.

Para que la fe en Cristo mueva nuestros corazones para dar frutos de solidaridad y de justicia, roguemos al Señor.

A/. Oremos, hermanos, como Jesús mismo nos enseñó.

T/. Padre nuestro... Dios te salve María... Gloria al Padre...

A/. El Dios de todo consuelo, que con amor inefable creó al hombre y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar, derrame sobre nosotros su bendición. T/. Amén.

A/. Él nos conceda el perdón de nuestras culpas a los que vivimos en este mundo y otorgue a los que han muerto el lugar de la luz y de la paz. T/. Amén.

A/. Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de entre los muertos. T/. Amén.

A/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre. T/. Amén.

A/. Dales, Señor, el descanso eterno T/. Y brille para ellos la luz perpetua.

A/. Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. T/. Amén.