Señor, tu eres el cimiento de nuestra estructura eterna.
Mesías, redentor, palabra siempre nueva; y renovada
En cada circunstancia, me hablas en el silencio de mi encrucijada.
Dulce morada, me enseñas con dulzura la cruz, tu casa de obediencia.
De sacrificio de amor, de amor, y amor, y más amor, llave de tu corazón.
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Autora: Mercedes Ramos.
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