ORACIONES
Aprobadas por El Papa Pío
En la Basílica de San Pablo
Extramuros en Roma todavía se puede contemplar, en la capilla del Santísimo
Sacramento, el Crucifijo Milagroso ante el cual estuvo arrodillada Santa
Brígida cuando recibió estas 15 Oraciones de Nuestro Señor. Allí hay una
inscripción conmemorando este evento, en latín: “Pendentis. Pendente Dei verba
a accepit aure accipit et verbum corde Brigitta Deum. Anno Jubilei MCCCL”
Por mucho
tiempo, Santa Brígi
da había deseado saber cuántos latigazos había recibido
Nuestro Señor en Su Pasión. Cierto día se le apareció Jesucristo, diciéndole:
“Recibí en Mi Cuerpo cinco mil, cuatrocientos ochenta latigazos; son 5.480
azotes. Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración, decid 15 veces
el Padre Nuestro; también 15 veces el Ave María, con las siguientes oraciones,
durante un año completo. Al terminar el año, habréis venerado cada una de Mis
Llagas”. (Nuestro Señor mismo le dictó las oraciones a la santa.)
Primera Oración
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesucristo ¡Sois la
eterna dulzura de todos los que Os aman; la alegría que sobrepasa todo gozo y
deseo; la salvación y esperanza de todos los pecadores. Habéis manifestado no
tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra.
Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los
tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis
soportado desde el instante de Vuestra Concepción y especialmente durante
Vuestra Sagrada Pasión; así como fue decretado y ordenado desde toda la
eternidad, según el plan divino.
Acordaos, Oh Señor, que
durante la última cena con Vuestros discípulos les habéis Lavado los pies; y
después, les distéis Vuestro Sacratísimo Cuerpo, y Vuestra Sangre Preciosísima.
Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis Vuestra próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y
amargura que habéis experimentado en Vuestra Alma, como Vos mismo lo
afirmasteis, diciendo
”Mi Alma está triste hasta
la muerte.”
Acordaos de todos los
temores, las angustias y los dolores que habéis soportado, en Vuestro Sagrado
Cuerpo, antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres
veces, todo bañado de sudor sangriento, fuisteis traicionado por Vuestro
discípulo. Judas; apresado por los habitantes de una nación que habíais
escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente
juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de Vuestra madurez, y
en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis
despojado de Vuestra propia vestidura, y revestido con manto de irrisión. Os
cubrieron los Ojos y la Cara
infligiendo bofetadas. Después, coronándoos de espinas, pusieron en Vuestras
manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes
y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas
penas y dolores que habéis soportado antes de Vuestra Pasión en la Cruz concededme antes de
morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada
satisfacción; y la remisión de todos mis pecados. Amén.
Segunda Oración.

Padrenuestro
- Ave María
¡Oh Jesús, la verdadera
libertad de los ángeles y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la
tristeza con que fuisteis oprimido, cuando Vuestros enemigos como leones
furiosos, os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas,
laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su
antojo. En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os
suplico. ¡Oh mi Salvador, y Redentor! que me libréis de todos mis enemigos
visibles e invisibles y que bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la
perfección de la salvación eterna. Amén.
Tercera Oración.

Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús, Creador del
Cielo y de la Tierra,
al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo; y todo es sostenido
bajo Vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis
cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe clavaron
Vuestras Sagradas Manos y Pies a la
Cruz. Y no viéndoos en un estado suficientemente lamentable
para satisfacer su furor, agrandaron Vuestras Llagas, agregando dolor sobre
dolor. Con indescriptible crueldad. Extendieron Vuestro Cuerpo en la Cruz. Y con jalones y
estirones violentos, en toda dirección, dislocaron Vuestros Huesos.
¡Oh Jesús!, en memoria de
este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, Os suplico concederme
la gracia de temeros y amaros. Amén.
Cuarta Oración.
Padrenuestro
- Ave María.
O Jesús, Médico Celestial!
elevado en la Cruz
para curar nuestras llagas con las Vuestras! Acordaos de las contusiones y los
desfallecimientos que habéis sufrido en todos Vuestros Miembros; y que fueron
distendidos a tal grado, que no ha habido dolor semejante al Vuestro. Desde la
cima de la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de Vuestro Cuerpo
estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos Vuestros sufrimientos,
no dejasteis de pedir por Vuestros enemigos, a Vuestro Padre Celestial, diciéndole:
“ Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”
Por esta inmensa
misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, Os hago esta súplica:
conceded que el recuerdo de Vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta
contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. Amén.
Quinta Oración.
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús!, ¡Espejo de
Resplandor Eterno! Acordaos de la tristeza aguda que habéis sentido al
contemplar con anticipación, las almas que habían de condenarse. A la luz de
Vuestra Divinidad, habéis vislumbrado la predestinación de aquellos que se
salvarían, mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente
habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serian
condenados por sus pecados; y Os habéis quejado amargamente de esos
desesperados, perdidos y desgraciados pecadores.
Por este abismo de
compasión y piedad y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el
buen ladrón, diciéndole: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”, hago esta
súplica, Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordia
de mí. Amén.
Sexta Oración.
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús. Rey
infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido, cuando,
desnudo y como un crimina! común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. También!
fuisteis abandonado de todos Vuestros parientes y amigos con la excepción de
Vuestra muy amada Madre. En Vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos;
luego, la encomendasteis a Vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a María:
“mujer, he aquí a tu hijo!” Y a Juan: “ He aquí a tu Madre!
Os suplico, Oh mi Salvador,
por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de Vuestra Santísima
Madre, que tengáis compasión de mí. Y en todas mis aflicciones y tribulaciones,
tanto corporales como espirituales, ten piedad de mí. Asistidme en todas mis
pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.
Séptima Oración.
Padrenuestro
- Ave María
¡Oh Jesús, inagotable
Fuente de compasión, ten compasión de mí! En profundo gesto de amor, habéis
exclamado en la Cruz:
“Tengo sed” Era sed por la salvación del género humano. Oh mi Salvador os ruego
que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos a la perfección, en
todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal y el ardor
de los apetitos mundanos. Amén.
Octava Oración.
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús, Dulzura de los
corazones y Deleite del espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis
probado en la Cruz,
por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedednos la gracia de recibir
dignamente Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra
vida, y también a la hora de la muerte para servir de remedio y consuelo a
nuestras almas. Amén.
Novena Oración
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús, Virtud real y
gozo del alma! Acordaos del dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de
amargura, al acercarse la muerte, insultado y ultrajado por los judíos.
Clamasteis en alta voz que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial,
diciéndole: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Por esta
angustia, Os suplico, Oh mi Salvador, que no me abandonéis en los terrores y
dolores de mi muerte. Amén.
Décima Oración
Padrenuestro
-Ave María.
¡Oh Jesús. Principio y Fin
de todas las cosas. Sois la Vida
y la Virtud
plena! Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas,
sufriendo dolor desde la planta de los Pies hasta la cima de la Cabeza. En
consideración a la enormidad de Vuestras Llagas, enseñadme a guardar, por puro
amor a Vos, todos Vuestros Mandamientos; cuyo camino de Vuestra Ley Divina es
amplio y agradable para aquellos que Os aman, Amén.
Undécima Oración
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús! ¡Abismo muy
profundo de Misericordia! En memoria de las llagas que penetraron hasta la
médula de Vuestros Huesos y Entrañas, para atraerme hacia Vos, presento esta
súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido
que me apartéis del pecado. Ocultadme de Vuestro Rostro tan justamente irritado
contra mí. Escondedme en los huecos de Vuestras Llagas hasta que Vuestra cólera
y justísima indignación hayan cesado. Amén.
Duodécima Oración
Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús! Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad. y Vínculo de la Caridad! Acordaos de la
multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies. Esas
Llagas fueron laceradas y enrojecidas, Oh dulce Jesús, por la efusión de
Vuestra adorable Sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por
amor a nosotros, en Vuestra Carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué hubo de
hacer por nosotros que no habéis hecho? Nada falta. ¡Todo lo habéis cumplido!
¡Oh amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de Vuestra Pasión, que el
Fruto meritorio de Vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. Y que en mi
corazón, Vuestro Amor aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la
eternidad. ¡Oh Amabilísimo Jesús! Vos sois el Tesoro de toda alegría y dicha
verdadera, que Os pido concederme en el Cielo. Amén.
Décima-Tercera Oración

Padrenuestro - Ave María.
¡Oh Jesús! ¡Fuerte León, Rey inmortal e invencible! Acordaos del inmenso dolor
que habéis sufrido cuando, agotadas todas Vuestras fuerzas, tanto morales como
físicas, inclinasteis la Cabeza y dijisteis: “Todo está consumado”. Por esta
angustia y dolor, os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora
de mi muerte cuando mi mente estará tremendamente perturbada y mi alma
sumergida en angustia. Amén.
Décima-Cuarta
Oración.
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Padrenuestro
- Ave María.
¡Oh Jesús! ¡Único Hijo del
Padre Celestial! esplendor y semejanza de su Esencia! Acordaos de la sencilla y
humilde recomendación que hicisteis de Vuestra Alma, a Vuestro Padre Eterno,
diciéndole: “¡Padre en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!” Desgarrado Vuestro Cuerpo,
destrozado Vuestro Corazón, y abiertas las Entrañas de Vuestra misericordia
para redimirnos, habéis expirado. Por Vuestra Preciosa Muerte, Os suplico, Oh
Rey de los santos, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, la carne y
al mundo. A fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos. Y
a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a
Vos. Amén.
Décima-Quinta Oración.
Padrenuestro-Ave
María.
¡Oh Jesús! ¡Verdadera y
fecunda Vid! Acordaos de la abundante efusión de Sangre que tan generosamente
habéis derramado de Vuestro Sagrado Cuerpo. Vuestra preciosa Sangre fue
derramada como el jugo de la uva bajo el lagar.
De Vuestro Costado
perforado por un soldado, con la lanza, ha brotado Sangre y agua, hasta no
quedar en Vuestro Cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado
a lo alto de la Cruz.,
la muy fina y delicada Carne Vuestra fue destrozada; la Substancia de Vuestro
Cuerpo fue marchitada; y disecada la médula de Vuestros Huesos. Por esta amarga
Pasión, y por la efusión de Vuestra preciosa Sangre, Os suplico, Oh dulcísimo
Jesús, que recibáis mi alma, cuando yo esté sufriendo en la agonía de mi
muerte. Amén.
Conclusión.

¡Oh
Dulce Jesús! Herid mi corazón, a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia
me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos.
Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación Os
sea agradable. Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable, que después
de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo
con tu muy amada Madre, y con todos Vuestros santos. Amén.
Las Promesas
1. Libraré del Purgatorio a 15 almas
de su parentela o linaje
2. 15 almas de su parentela o linaje serán preservadas y confirmadas en la
gracia.
3. 15 pecadores de su linaje serán convertidos.
4. El que rece estas oraciones alcanzará el primer grado de la perfección.
5. 15 días antes de su muerte, le daré el alimento de Mi Sagrado Cuerpo para
que escape del hambre eterna; y le daré de beber de Mi Preciosísima Sangre para
que no padezca de sed eternamente.
6. 15 días antes de su muerte, sentirá constricción profunda por todos sus
pecados, y tendrá conocimiento perfecto de todas sus culpas.
7. Yo pondré el signo de Mi victoriosa Cruz delante de él, para que sea su
amparo y defensa contra las acechanzas de sus enemigos.
8. Antes de su muerte, vendré a él con Mi queridísima y bienamada Madre.
9. Benignamente recibiré su alma, y le conduciré a las delicias eternas.
10. Y habiendo conducido a ésta alma hasta las mansiones eternas, allí, le daré
a beber del Manantial de Mí Divinidad; cosa
que no haré con los que no hayan recitado Mis oraciones.
11. Haz saber que el que haya vivido en estado de pecado mortal aún por 30
años, si reza devotamente estas oraciones, o si hubiere propuesto rezarlas, el
señor le perdonará todos sus pecados.
12. Yo le defenderé contra graves tentaciones.
13. Preservaré y guardaré sus 5 sentidos.
14. Le preservaré de una muerte repentina.
15. Su alma será librada de la muerte eterna.
16. Ésta alma obtendrá todo cuanto pidiere a Dios y a la Santísima Virgen.
17. Si hubiera vivido haciendo su propia voluntad durante
toda su vida y si debiera morir al día siguiente, Yo le prolongaré su existencia
para que se confiese bien.
18. Cada vez que un alma rece estas oraciones, ganará 100 días más de
indulgencia.
19. Se le asegura que será colocado junto al Supremo Coro de los Santos
Ángeles.
20. AI que enseñare estas Oraciones a otra persona, se le asegura gozo continuo
y el mérito perdurable por toda la eternidad.
21. Dondequiera que se rezaren estas oraciones, o si se rezan en algún tiempo
futuro, allí, estará Dios presente con Su gracia.
Las 21 promesas de Santa Brígida, tradicionalmente asociadas con las oraciones
de Santa Brígida no están cubiertas por una imprenta. En Enero de 1954 la Oficina Santa mandó
una advertencia que el origen supernatural de estas promesas no ha sido
demostrado.
La Iglesia siempre recomienda meditar sobre La Pasión de Nuestro Señor. La Bendita Virgen
María dijo a Santa Brígida: "la consideración de la pasión de Mi hijo debe
permanecer frecuente en los pensamientos de todos." San Buenaventura dijo:
"Permite quien quiera estar en unión con Dios mantenga los ojos de su alma
fijos en El quien cuelga muerto en la Cruz. Son las Llagas del Señor las que nos
permiten tener poder para soportar el sufrimiento no sólo con paciencia sino
con alegría."