-«Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
JESUS QUE TE MIRE MUCHAS VECES PARA DARME CUENTA DE LO QUE ME AMAS
PULSAR Y RECITAR LAS ORACIONES Y LAS PROMESAS DE JESÚS
¡Qué felicidad tan grande sería para mí, Señor, ser del número de aquellos dichosos cristianos a quienes un verdadero amor hacia Ti y un sincero deseo de verse libres de sus debilidades y defectos, y de emplear toda su vida en tu santo servicio, los lleva todos los días a tu sagrada Mesa!
Qué ventajoso sería para mí recibirte todos los días en mi corazón, y teniéndote en él, rendirte mis obsequios, exponerte mis necesidades y participar de las gracias que concedes a los que diariamente te reciben.
Yo sé bien, Señor, que no soy digno de ello, pero también sé que Tú, en tu infinita misericordia no instituiste la Sagrada Eucaristía solamente como un premio a los buenos, sino también como un auxilio a los pecadores arrepentidos. Es bajo este último concepto como me atrevo a acercarme a tu Mesa en la que espero encontrar el auxilio necesario para ser bueno y para llegar a ser santo, para lo que te pido me concedas el mayor de todos los bienes que puedo alcanzar sobre la tierra: la Gracia de recibirte diariamente.
Errar en el amor es la peor prisión. Qué un alma puede contener Qué a la nada vuelves, despues de nacer. Eres el rayo, qué precedes al relámpago. Aquí no hay más luz, qué la que se esconde Tras la mirada opaca. Una luz que parpadea a intervalos se deja ver y en esos flases veo un distraído Ángel,
qué a soslayos me mira, y siento un letargo de suave Melodía, que me retorna a mis raíces. Y resurge lo vivido, y lo mal vivido. Te pido perdón por mis agravios, por los de mi familia, amigos, y todos los que estamos aquí, y el mundo entero. Para afrontar sin miedo, ese amor olvidado. Por mi egoísmo, quiero mudarme y vestir un atuendo de fiesta, quiero sellar la aliancia que nos dimos. Y sentir el brote de la alegría, por tu presencia siempre viva. Quiero arrojarme a tus plantas para que cures mi herida, para que laves mi vida, para que limpies mi alma. Solo Tú Alma mía, vida mía, Eres el dueño de mi agonía. A ti Señor mío, quiero encontrarte, quiero sentirte, quiero abrazarte, en esta tarde fría pero llena de amor mutuo.
Ángel de mi guarda, ad sélo llegar, yo, la que Él sabe.